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domingo, 20 de enero de 2008

BUSCANDO EL HIELO EN RUMANÍA


El objetivo de nuestro viaje a Rumanía fué principalmente escalar en hielo.
Teníamos la opción de haber marchado a Eslovenia, pero el poder de la aventura por lo desconocido pudo con nosotros.
Habíamos visto en la red, fotos de cascadas muy atractivas en este país, así que nos liamos la manta a la cabeza.
El viaje y las reservas las organizamos por internet.

NOTA. El correo que circula por ahí, titulado “welcome to Rumanía” no fue nada alentador. Marchamos medio acojonados. ¿Dónde nos estaremos metiendo?- pensábamos nosotros.
Aunque Rumanía ya está en la CEE, la moneda oficial allí sigue siendo el “Lei” (1 € se cambia a 3,75 leis).
Si te defiendes hablando en inglés, no tienes problema para comunicarte.
El castellano lo entienden algo, aunque no lo habla casi nadie.
El vuelo directo Madrid-Bucarest nos costó menos de 120€ ida y vuelta por persona.



Los precios de los alojamientos en hoteles son parecidos a España o incluso más caros. Así que nosotros, que somos unos gallus, sobraos de pasta, nos afinamos en un cutre-hostel de la ciudad de Brasov, al norte de Bucarest, llamado "The Rolling Stones", por 9€ pers/día en una habitación de 6 plazas con baño.

Esto es parte de BRASOV. Se ve mal, pero en lo alto de la colina tienen un cartel como el de Hollywood que pone BRASOV iluminado por las noches (desde aquí se ve pegadito a la izquierda de la torre del reloj). ¡Son la leche estos rumanos!



La comida es bastante aceptable y cuatro veces más barata y eso que te aplican un 19% de IVA.
En los restaurantes no les sienta nada bien que esperes a pedir el postre cuando acabas de comer, ni que intentes servirte tú mismo la bebida. Se pillan unos rebotes cojonudos.
La religión es ortodoxa.
Te encuentras iglesias y capillas por todos lados.
 

 
Incluso en plena montaña encontramos una iglesia construida con hielo, en el Lago Balea.
(el mismo día que marchamos se celebró una boda aquí).
 


La cumbre más alta de Rumanía es el monte Moldoveanu (2.544 metros) que está en los Cárpatos meridionales. Según el guía de montaña, en invierno son necesarios al menos tres días para llegar a cumbre y regresar. Y eso llevando esquís de travesía. Sin ellos se tarda bastante más, debido a la gran cantidad de nieve polvo que hay a esa altura. Asi que, ¡despejada esa idea de la cabeza! por lo menos en este viaje.



En el centro de la foto. Monte Moldoveanu.



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Bueno, pues una vez ubicados en el país. Vamos a lo que nos ocupa.
Los primeros días de cascadas quedamos un poco desilusionados. Durante nuestro viaje se presentó una subida en las temperaturas, inusual y generalizada en Europa, que fue exterminando todas las cascadas de hielo.
En Austria, por ejemplo, el derrumbe de una, casi acaba con la vida de Isidoro Sánchez (Chiro) mientras la escalaba junto a Oscar Cacho. http://desnivel.com/deportes/alpinismo/object.php?o=16573
Así que después de dos días dando vueltas en busca del hielo, acabamos como perros olfateando cualquier hilito donde poder hincar los piolets.
 


Justo encima de este rocódromo se supone que había una cascada de unos 180 metros, pero solo quedaba la sombra, por lo que nos tiramos como posesos a este raquítico hilito. ¡Por fin, hielo en Rumanía!



Hasta tal punto llegaba nuestra desesperación, que tuvimos que darle al dry-tooling para llegar a pinchar chupones ridículos en lugares donde antes hubo grandes cascadas.






Y las que sí estaban formadas no eran fáciles de alcanzar y teníamos que jugarnos el tipo para llegar…



…y encontrar una cascada al lado de la depuradora del alto Busteni. ¡Dioooos, que olor!. ¡A lo que lleva la desesperación!.




Con tal de escalar hielo, nos subíamos hasta por los regatos helados que encontrábamos en la carretera.
Aunque solo una vez, eh!!!      (video, duración 1 min.)





Ya empezábamos a plantearnos la posibilidad de escapar de allí y dar el viaje por fracasado.
Asi que, sin cascadas que afrontar, decidimos tiramos un par de días de turismo visitando tiendas de deporte para que nos informaran de algún lugar donde hubiera algo.
Solo conseguimos gastar dinero. ¡Joder, estos rumanos que listos son!.

Como no hay mal que por bien no venga, esta situación nos dio la oportunidad de hacer un poco de turismo urbano.
Después de 18 años, aún se ven los rastros en las fachadas de la revolución contra el régimen Ceaucescu,  tumbas anónimas improvisadas en lugares sorprendentes y mogollón de monumentos que recuerdan la revolución.

 

 















Eso sí, muchas emisoras de radio emiten música máquina las 24 horas del día. ¿Será para que te olvides de lo demás?.
http://www.goear.com/listen/21c826a/trompetass-electroni-k


Por fin, la casualidad quiso que nos encontráramos con un socorrista de montaña rumano y la cosa cambió de forma radical.
No solo nos indicó dos buenas zonas, sino que además, nos puso en contacto con un guía de montaña colega suyo, al que contratamos por un día completo, a cambio de llenarle depósito del coche y un plato de comida (la tarifa la marcó él).
Cascada en Vidraru. (al sur del monte Moldoveanu)
Esta tiene 25 metros. Es muy bonita pero las pasamos canutas en su aproximación a través de un cañón con el río semihelado que no quería mas que comernos a todos. Pero se jodió, pudimos con él.

 
 

Y esta, situada en la misma zona de Vidraru, hubiera sido guapísima de escalar, pero la parte alta estaba muy frágil y decidimos no intentarlo.
 
 
El día que salimos con el guía, nos dirigimos a la cordillera de fagaras. Concretamente al lago Balea a unos 2.100 metros de altitud, situado al oeste del monte Moldoveanu. Para llegar a esta zona, cogimos un teleférico semejante al antiguo de Fuente Dé que nos dejó a tan solo 40 minutos de las cascadas, después de recorrer qué se yo la de kilómetros de cable.


 
Columna sin formar. -Ni mires pa ella, no siendo que me caiga encima.

















A esta la he llamado “la ola de Balea” por esa bonita formación de la salida.
 

 
La altura es de unos 25 metros en total y la columna tiene 85º-90º de hielo espectacular. Vamos, que no me corr… de milagro.



Mi compi desde arriba en esta misma cascada.

 

Estoy viendo yo ahora que la ola esta nos dió mucho juego ¿no?.

 
Ahhh, que gustito…
Después de estas cascaditas quedamos más relajados y ya pudimos disfrutar mas del entorno.
Pongo solo de dos lugares.

Montes de Bucegi. Zona de Busteni.

















y el bosque de Piatra Mare
 
 
 

Bueno amigos, pues... es lo que había. Quizás en la próxima tengamos mas suerte.

Solo una cosa más.
España está de moda hasta en Rumanía. En sus agencias de viaje aparecen carteles como este. Y las inmobiliarias del país corean: "Vive como un español".
 
 
 

Como dice un buen amigo: ¡Qué miedo me daaaaaaaaaa!
http://www.goear.com/listen/8b21b2c/que-viva-espaaplusmna-rumanos-en-restaurante

Hasta la próxima aventura