Las bagas de anclaje, cabos de anclaje, cordón de vida… o como guste llamarlos,
son elementos de seguridad pasiva que todo alpinista suele llevar en su arnés de
escalada.
Esta baga, nos mantiene unidos a un punto seguro mientras
realizamos otras maniobras que requieren nuestra atención.
La baga nos aporta
seguridad y velocidad de anclaje. Y la podemos utilizar por sí misma, o
combinada con otro reaseguro que nos aporte confianza y seguridad en el
reposo.
Desde hace años los escaladores de hielo han ido tecnificando
la escalada.
Un paso importante fue retirar las dragoneras. A partir de
entonces la evolución de los piolets técnicos ha sido imparable.
Escalar sin
dragoneras nos aporta mayor libertad de agarre y de movimientos, pero también
lleva implícito el riesgo de perder los piolets. Esto en una cascada deportiva
no tendría mayor trascendencia, pero en grandes corredores y cascadas puede
suponer una auténtica tragedia para la cordada.
Incluso con las dragoneras
puestas en los piolets, sacar la mano para colocar un seguro nos arriesga a
quedarnos sin él.
Para evitar esto, surgió la idea de usar cordinos para
unirnos a los piolets, pero la longitud de los cordinos era un incordio ya que
se enganchaban en todo lo imaginable.
Así, mientras unos decidieron seguir
con los piolets a pelo y con dragoneras para evitar esas molestias, otros
consiguieron evolucionar la idea hasta dar con la forma de muelle que conocemos,
y que varias firmas comercializan con mayor o menor éxito.
Retrocedo en
la historia moderna del cascadismo para que entendamos la evolución en la
colocación de seguros sobre el hielo:
Meter un tornillo en el hielo tal y
como lo conocemos hoy era algo inimaginable hace ni siquiera quince años, pues
era una operación muy trabajosa y que siempre requería de la ayuda de un piolet
para ayudarnos a roscar el tornillo haciendo palanca (por esto en grandes
cascadas se solía llevar un tercer piolet, generalmente algo más pequeño,
colgado de nuestro arnés). En el mejor de los casos empleábamos dos minutos en
colocarlo y a veces usando las dos manos, lo que nos obligaba a realizar la
operación colgados de los piolets.
Hoy en día un tornillo de hielo se
mete con una sola mano y empleamos en la operación entre cinco y diez segundos.
Así que ya no es necesario colgarse de los piolets para poner los tornillos y el
largo se considera moralmente encadenado si lo realizamos metiendo los tornillos
en el hielo a medida que progresamos.
Pero como sabemos, el hielo no
siempre se encuentra en perfecto estado y tampoco tiene el grosor deseado para
la longitud de nuestros tornillos. Esto ocasiona que la operación de meter un
tornillo se nos alargue más de lo deseado.
Teniendo en cuenta que estamos
agarrados al piolet de una sola mano mientras realizamos la operación, podemos
empezar a sentirnos un poco nerviosos cuando notemos que el fallo muscular de la
mano está a puntito de caramelo y nos vamos a pegar el vuelo padre hasta quedar
del anterior tornillo, situado cuatro metros por debajo.
No pasaría de ahí si
los seguros anteriores estuvieran colocados "por el libro" y nuestra caída fuese
limpia. Pero normalmente no es así. Una caída en cascada de hielo suele
conllevar una lesión más o menos grave. Y si tenemos la suerte de no herirnos,
aún tendremos un pequeño problema para volver a subir a recuperar el/los piolets
que quedaron clavados arriba.
Alguna solución sería meter tu baga de anclaje
en el regatón del piolet de apoyo y reposar de él mientras resolvemos el
problema, o pasar la cuerda por encima de la badana clavada en el hielo y que tu
compañero sujete tu peso (no recomendable porque la carga al piolet se
multiplica por dos).
El
concepto de los muelles caseros:
Los muelles que compramos hechos
tienen dos pegas fundamentales:
-Su elevada longitud. Son muelles que
nacieron bajo el concepto de no perder la herramienta. No nos podemos colgar de
ellos porque nos alejan muchísimo de los piolets y en una vertical resulta muy
difícil remontarse de nuevo hasta los piolets.
-Y su escasa resistencia
(aprox. 150-200kg) por lo que corren el riesgo de romperse ante un tirón
fuerte con nuestro cuerpo.
Esto nos obliga a tener que llevar una baga de anclaje extra en el
arnés.
Si los muelles los hacemos nosotros daremos un rodeo a estos
inconvenientes y tendremos las ventajas de los muelles comprados, unidas a las
de la baga de anclaje.
-Tienen una resistencia mínima de 550 kg
-Tienen la
longitud adecuada a nuestro cuerpo ya que están hechos a medida
-No
necesitamos baga de anclaje porque los mismos muelles cumplirán la
misión.
Así que con esta idea he preparado este
video-tutorial:
LOS MUELLES DE LOS PIOLETS A MEDIDA, by Avigamo films:
http://www.youtube.com/watch?v=KJ5FQWMG1js
Hola chavalote. Solo decirte que ya tengo mis muelles para los piolos. Además tengo dos juegos, (chulo que es uno, jajaja). Lo que paso, es que primero me hice unos con driza mas ancha como dijiste tú, después de vistas las vuestras lo veía demasiado gordo. Después me hice otro juego con la driza como la vuestra que queda un poco mas fina.
ResponderEliminarAl final dos juegos de muelle a elegir, jejeje. Muchas gracias por ese tutorial. Un abrazote.
No hay de qué, me alegro de que te haya servido para hacerlos.
EliminarLa seguridad en montaña es lo primero, jejeje.
Un abrazo Edu.
Gracias, termino de hacerme unos con unas modificaciones sobre el diseño inicial, ahora solo queda probarlos ;-)
ResponderEliminarGenial, espero que me cuentes qué tal te han ido esas modificaciones para poder adoptarlas yo también. Muchas gracias :-)
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